Qué dificultades han tenido los distribuidores de material eléctrico durante el estado de alarma
- ADIME señala, como primera dificultad, la reducción considerable de la actividad en el sector, “lo que obligó a las empresas a tomar medidas inmediatas”.
Al igual que hicimos con el sector de las empresas instaladoras, hemos querido realizar un balance similar, analizando los problemas a los que han tenido que hacer frente los distribuidores durante la época de confinamiento por la crisis del COVID-19, porque, al igual que resaltaba el colectivo instalador, es importante que el Gobierno tome nota de todos estos problemas para obtener lecciones aprendidas y que no vuelvan a suceder en el futuro.
Reducción considerable de la actividad en el sector
ADIME señala, como primera dificultad, la reducción considerable de la actividad en el sector, “lo que obligó a las empresas a tomar medidas inmediatas, tanto para adaptar su estructura como para modelar estrategias y procesos para hacer frente a la crisis sanitaria”, afirman.
En lo que respecta a la Plataforma Electronet, gestionada por ADIME y AFME (la Asociación de Fabricantes de Material Eléctrico) la tercera semana del mes de marzo (del día 16 al 22), registró un 32,7 % menos de transacciones que la semana anterior, un descenso que se fue consolidando a medida que avanzó el estado de alarma.
ADIME también realizó encuestas entre sus asociados para conocer cómo les estaban afectando la coyuntura de emergencia sanitaria y las consiguientes medidas de confinamiento derivadas del estado de alarma. Aunque era una primera valoración, y los datos se preveían a futuro, más del 90 % de los participantes en la encuesta auguraban un impacto negativo de la situación en sus empresas, teniendo en cuenta el mismo periodo del año anterior.
En la segunda encuesta realizada por la Asociación se constataba el descenso en el volumen de negocio de las empresas. Las ventas cayeron un 35 % y las ventas acumuladas hasta abril descendían hasta el 20 %, en relación con el mismo periodo de 2019.
Falta de concreción por parte del Gobierno
La falta de concreción sobre el tipo de actividad de la distribución profesional también ocasionó problemas al colectivo de los distribuidores. De hecho, desde el primer momento ADIME defendió, ante el Ministerio de Industria, el carácter estratégico del sector.
El Real Decreto por el que se establecía el estado de alarma no especificaba de manera explícita qué sectores podían continuar con su actividad. La Asociación publicó una Guía para responder a las inquietudes de las empresas dedicadas a la distribución de material eléctrico en relación, precisamente, con el Real Decreto del día 14 de marzo.
Pero, además, antes de finalizar el mes en el que se inició este periodo excepcional en la historia de España, ADIME solicitó al Gobierno que especificase las medidas del libre desarrollo de la actividad de venta al mayor para el colectivo de empresas distribuidoras del sector del material eléctrico. “Finalmente se nos dio la razón y se pudo mantener la actividad como servicio esencial -explica la Asociación-, pero en un breve periodo motivó que, ante la duda, parte de las empresas de los distintos colectivos decidieran paralizar su actividad“.
También se sumó a la declaración institucional que hicieron las asociaciones profesionales representativas del sector en la que solicitaban al Ejecutivo que declare “explícitamente” su “carácter estratégico y de utilidad pública“, algo que también reivindicó el presidente de ADIME, Eduard Sarto, en una entrevista concedida a ‘Cuadernos de Material Eléctrico’.
“Tras los sucesivos reales decretos aprobados por el Gobierno, una gran parte del sector ha venido reclamando que no se ha expresado de forma explícita el carácter de servicio esencial de la actividad de la distribución profesional”, señalaba Sarto a finales de abril.
Muchas incertidumbres en la actualidad
En estos momentos, ADIME asegura que el sector “está inmerso en demasiadas incertidumbres, que dificultan la toma de decisiones empresariales; se actúa básicamente centrándose en el corto plazo y posponiendo decisiones estratégicas para las compañías”.
Dificultad en los canales de comunicación
También se refiere ADIME a la dificultad que se ha producido, en algunos casos, “para establecer un canal efectivo de comunicación y relación comercial con el cliente y dar respuesta a sus necesidades”.
El reto de la flexibilización
Finalmente, y vinculado con lo anterior, la Asociación señala como otro de los problemas a los que han tenido que hacer frente “el nuevo encaje que algunos departamentos (especialmente los comerciales) han necesitado para adaptarse a las nuevas exigencias del cliente, lo que ha representado todo un reto de flexibilización para las empresas”, concluyen.
Fuente: Cuadernos de Material Eléctrico